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Imagen: cronicaonline

Mi respuesta a Víctor Vich Flórez

Sobre el Museo Metropolitano de Lima

Publicado: 2013-09-13

Mi día comienza con un spam en el buzón de correo. Un tal "Víctor Vich" me pide que lea algo sobre el Museo Metropolitano que ha publicado en La Mula, enlace incluido. El problema es que no tengo idea de quién es.

El único "Víctor Vich" que recuerdo es esa especie de 'gurú' de la autoestima que aparecía en la televisión de los ochenta diciendo algo como "Tú puedes, es en beneficio tuyo y de quienes te rodean, demuéstrate y demuestra que eres capaz de alcanzar la conquista de ti mismo" o algo por el estilo. ¿Será el mismo?

Una búsqueda por Internet me aclara el panorama. Según Google, el "profesional del optimismo" es Víctor Vich Rodríguez. El que me envía spam es Víctor Vich Flórez, profesor de literatura de la PUCP y, según una entrevista aparecida en La República, autor de la "propuesta cultural de Susana Villarán para la alcaldía de Lima" y "asesor cultural" de su gestión. Es decir, un vocero del tema cultural en la Municipalidad. Con todo, decido no hacerme preconceptos y me lanzo a leer el texto que Vich me recomienda en su spam mañanero.

Su lectura me resulta sumamente esclarecedora y no puedo estar más que agradecido con Vich Flórez. ¡Por fin alguien nos cuenta, desde dentro y con nombre propio, cuál es la verdadera opinión que tienen en la gestión de la Villarán sobre el Museo Metropolitano de Lima!

Por supuesto, el lamentable estado actual del museo es bastante elocuente sobre ese punto, pero es la primera vez que leo claramente esa posición representada por alguien que no se esconde detrás de un seudónimo (como el tal "soloruido" a quien el propio Pedro Pablo Alayza recomienda leer desde su muro de Facebook) ni detrás de la hipocresía o doble cara que muchos políticos entienden tristemente como "inherente" a la función pública.

Nada de eso. Vich Flórez es claro como el agua: "Ese museo estuvo muy mal hecho" (nótese el pretérito perfecto, que lo da ya por muerto y enterrado). Según él, el primer pecado del Museo Metropolitano de Lima es "confundir la historia del Perú con la historia de Lima". Es decir, colijo, él no habría presentando cosas como la formación geológica de Lima, la cosmovisión y leyendas de sus primeros pobladores, la forma en que vivían, pescaban y construian sus viviendas hace diez mil años, la forma en que las culturas prehispánicas diseñaron y construyeron una compleja red de canales de regadío gracias a lo cual Lima se volvió fértil, o cómo era una huaca por dentro, o cómo era Lima antes de la llegada de los españoles, o cómo fue la destrucción del oráculo de Pachacámac, o cómo fue su fundación española, en fin, casi todo el museo.

Me pregunto entonces… ¿Cuándo dejó Lima de pertenecer al Perú? Parece que Vich Flórez se quedó en el 'Palais Concert' de Valdelomar, pensando -de forma centralista- que la historia de Lima es la historia del Perú. ¡Y descalificándola en consecuencia!

Para aclarar el tema, Vich Flórez explica cómo, en su opinión, debe ser el Museo Metropolitano de Lima: "Debería ser sobre la historia de los cambios urbanos, sobre la evolución de los espacios públicos y de la arquitectura, sobre la historia de los barrios y sobre los movimientos sociales que han construido la ciudad en su propio accionar".

Al leer eso no puedo evitar preguntarme… ¿Cuándo visitó el museo? Porque si fue ayer, cuando más del 50% de sus salas están cerradas por falta de mantenimiento, puedo entender lo desatinado de su comentario. Pero si fue cuando estaba totalmente operativo, entonces, no se entiende. Las razones son simples. Por ejemplo, la sala de "La Muralla", que incluye la reconstrucción escenográfica de un ángulo de la muralla de Lima, ofrece dos videos (uno es un documental, el otro una recreación histórica) así como una muestra fotográfica que cuentan el origen de los cambios urbanos en Lima. Otra sala, de arquitectura, muestra gráficamente la evolución de los espacios públicos y de la arquitectura de la ciudad. Otra sala, una de las más grandes y más complejas tecnológicamente hablando, está dedicada a los movimientos sociales que han transformado a Lima en las últimas décadas. Otra sala, antes de mostrar una proyección virtual de Lima al 2050, muestra y explica cómo fue que Lima, distrito a distrito, fue creciendo hasta convertirse en la mega-urbe que es hoy.

Luego de una llamada, tengo el dato que me faltaba: Vich Flórez visitó el museo invitado por Susana Villarán, cuando estaba plenamente funcional. Eso me lo confirma: O estaba pensando en otra cosa cuando hizo el recorrido o simplemente está desinformando deliberadamente cuando escribe: "Nada de eso encontramos en el actual Museo Metropolitano".

Pero Vich Flórez va más allá. Se pregunta, por ejemplo: "¿Qué hace la ópera cantándole a Lima? Con todo el respeto que merece, Juan Diego Flores no tiene nada que hacer ahí: la ópera no es un producto cultural de nuestra ciudad. Ahí, podría haber estado la música criolla (en la voz del Zambo Cavero, por ejemplo) o la voz de Chacalón".

Otra vez me pregunto… ¿Qué museo visitó Vich Flórez? En primer lugar porque lo que Juan Diego Flórez canta al inicio no es una ópera, sino un vals de Chabuca Granda, que es un género que nació en Lima y se canta desde varias décadas antes de que se gestara la chicha o la tecnocumbia, géneros que se escuchan en otra de las salas.

¿Y acaso no es Juan Diego Flórez tan limeño como Chacalón? ¿No fue en Lima que Chabuca Granda desarrolló gran parte de su obra y no es a Lima a quien dedica algunas de sus más bellas canciones? ¿No es significativo que una apurimeña como Chabuca le cante a Lima en la voz de un limeño que hoy tiene fama mundial?

Es cierto que Juan Diego canta con la técnica propia de un tenor, algo que puede gustar o no, pero… ¿Eso lo descalifica para cantarle a su ciudad natal? Curiosamente, la letra de la canción, nostálgica, habla de una Lima "que se va". ¿No es ese, precisamente, el mayor cambio ocurrido en Lima en las últimas décadas?

Finalmente, la versión de Juan Diego Flórez fue arreglada y grabada especialmente para ser exhibida en la cúpula del Museo Metropolitano de Lima. Alguien tendría que contarle a Vich Flórez que por desgracia Chacalón falleció el 94 y el Zambo Cavero el 2009.

Pero Vich Flórez sigue: "Se trata un museo que se regodea con la tecnología a la que entiende como un “fetiche” que no informa, no educa y que solo sirve para sostener a una cultura que se contenta con la tecnología de la manera más simple (y tonta) posible. En este museo la tecnología quiere ser la protagonista y lo hace de la peor manera: vaciando a la historia de contenido".

Bueno, esa es su opinión de literato. Pero yo puedo citar, por ejemplo, la opinión profesional de César "el Diablo" Zamalloa, antropólogo y catedrático de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Lima, uno de los profesores más inteligentes y sabios que conozco. Y quienes lo conocen saben muy bien que el Diablo está libre de sospecha de pertenecer a la "DBA" o de ser una persona que no diga, fuerte y claro, lo que piensa.

Bueno, pues el Diablo fue contratado por Emilima (que pertenece a la Municipalidad), ya bajo la gestión de Susana Villarán, para que visite y evalúe oficialmente el Museo Metropolitano. En su informe, que como todo documento de la administración de la ciudad es público, Zamalloa reconoce que el uso de la tecnología en una propuesta de este tipo puede generar inconvenientes, pero concluye: "No es este el caso. Creo que la capacidad creativa de estos autores y su cuidado por anteponer lo didáctico al lo espectacular fue inteligentemente solucionado."

Por si no queda suficientemente claro, Zamalloa insiste: "Otro elemento comunicacional clave del museo es el uso que se ha hecho de los recursos tecnológicos integrándolos armónica y creativamente a la dimensión humana."

Y sigue: "Tras la experiencia de 'vivir' el museo me queda la certeza que la visita guiada por la selección de sus contenidos y personajes, por la ubicación espacial de ellos y por el uso mesurado y por lo tanto eficaz de los recursos tecnológicos dejan en el 'viajero' la sensación de haber participado con las debidas pausas, en un largo viaje que por la mezcla hábil de estos elementos sentimos, este se hace más bien corto, emocionante y muy didáctico."

¿Con qué opinión se quedan? ¿Con la de Vich o con la de Zamalloa?

Pero Vich Flórez continúa: "A sala de la independencia, por ejemplo, es increíble: un gasto enorme solo para ver a San Martín diciendo lo mismo que ya todos sabemos y que hemos aprendido desde niños. Ni un dato nuevo sobre la independencia del Perú, ninguna una interpretación nueva. Nada."

Bueno, con la lógica de Vich Flórez, si la historia ya la aprendimos en el colegio… ¿Para qué hacer un museo sobre cualquier cosa? Es curioso que él mencionara esa sala en particular porque es, precisamente, una de mis favoritas. La sala reproduce escenográficamente el Cabildo de Lima, con sus bancas para el público. Al sentarse en esas bancas, los visitantes están haciendo lo mismo que hicieron los limeños de 1821. Frente a ellos se proyecta (si es que no la han clausurado por falta de mantenimiento) una parte de esa sesión donde se redactó el Acta de la independencia y la visita a San Martín para pedirle que la haga pública y luego vemos y escuchamos a San Martín proclamándola. Es decir, conectando a los visitantes con los antecedentes de la proclama y luego con la proclama misma. Es un momento tan emocionante que no es raro que los visitantes aplaudan y espontáneamente se unan a los gritos de "¡Viva el Perú!". ¿En qué otro museo se vive un sentimiento similar? En ninguno al que yo haya tenido la suerte de ir. En todo caso, a Vich Flórez usa la metáfora de una "lámina Huascarán" para dar a entender que esta sala le parece especialmente despreciable, algo que, como agradecido y aprovechado usuario escolar de láminas Huascarán, debo rechazar.

Luego se queja de que las ventanas del museo estén cerradas, desaprovechando la luz del exterior. Bueno, esta "observación" es tan tonta que ni siquiera vale la pena responderse, tan sólo recordarle que, como sabe cualquiera, las ventanas tienen que estar cerradas para que las proyecciones se puedan ver y para que el infernal ruido del tránsito del centro no perturbe al público.

En una entrevista que le hacen a Vich Flórez en la PUCP, lo escucho decir que le gusta enseñar literatura porque eso "le permite hablar de todo, de historia, de sociología, de filosofía". Ese "todo" incluye, supongo, economía, administración y cartomancia. Sólo así entiendo que en su texto publicado en La Mula afirme categóricamente, más de una vez, que el Museo Metropolitano de Lima no es sustentable ni hoy ni tampoco lo será en el futuro ("es inútil e imposible" sentencia) y que sería mejor usarlo como sala de exposiciones ya que, y lo cito: "La Municipalidad sí tiene muchos objetos que exponer y con ellos se puedo construir algo que se aleje de la cultura del simulacro y que interpele a los visitantes de otra manera".

El "se puedo" es interpretable como un simple error al redactar (de los que nadie está libre) o -devolviéndole la malicia- como un muy freudiano lapsus por "puedo". Que cada uno elija la interpretación que le parezca más acorde al perfil de Vich Flórez. Lo que queda claro es que para él un museo no debe ser otra cosa que una sala de exposición de objetos, entendiendo "objeto" en el más simplista de sus sentidos.

Capten la paradoja 1: Un profesor de literatura recorre, gracias a una invitación (es decir, sin siquiera gastar cuatro soles en su entrada) un museo de última tecnología, creado siguiendo todos los estándares y normas de calidad aplicables y opina que ningún otro habitante de la ciudad debe tener la oportunidad de apreciarlo, que debe ser desmantelado y vuelto a reformular por una comisión que él mismo va a proponer. ¿No será que Vich Flórez es en realidad la reencarnación peruana de Hermann Göring?

Capten la paradoja 2: Vich Flórez hizo su recorrido antes de que el Museo fuera abierto al público. ¿Por qué recién ahora se anima a publicar sus desinformadas opiniones? ¿No debió -como asesor de cultura de la Municipalidad- advertir de sus opiniones oportunamente? ¿Por qué guardó silencio tantos meses y sólo opina públicamente hoy, cuando la prensa se ocupa del estado en el que está el Museo?

Capten la paradoja 3: Fue la gestión de Susana Villarán la que, luego de un largo proceso de afinación, recibió a conformidad el Museo Metropolitano de Lima, gestión en la que el propio Vich es asesor cultural. Entonces... ¿Vich se está reclamando a sí mismo?

Sobre la "sustentabilidad" del Museo pues, ciertamente, sin darle mantenimiento ni recursos y a la vez imponiendo un precio de cuatro soles la entrada y botando al público a las cinco de la tarde (como hacían los primeros meses) es bien difícil "sustentar" cualquier cosa, ya no diré un museo. En todo caso, me permito dudar del diagnóstico económico administrativo que Vich Flórez propone como lápida para ese espacio. Hay muchas formas para tratar de sustentar la cultura. Pero requieren creatividad, voluntad y esfuerzo, algo que no es común en la gestión pública.

Pero Vich Flórez sigue, ahora ya dando "tips" bien concretos que valen la pena analizar. Dice: "En el Perú actual ya hay notables ejemplos sobre cómo el saber académico, producido por historiadores profesionales, puede presentarse la población en un formato entretenido y de fácil acceso para todos. Los programas Sucedió en el Perú y A la vuelta de la esquina han demostrado claramente que el entretenimiento no es frivolidad. El Museo Metropolitano debería aprovechar ese material".

La alusión de Vich Flórez a "historiadores profesionales" da a entender que para él el Museo Metropolitano de Lima es fruto de historiadores aficionados. Habría que preguntarle qué tan aficionado le parece el grupo de historiadores que asesoró el proyecto del Museo, como por ejemplo Federico Kauffmann Doig, Héctor López Martínez, José de la Puente Brunke, Juan Gunther y Juan Ossio (entre muchos otros, varios de los cuales son empleados de la propia Municipalidad). Algunos también son -como él- profesores de la PUCP. Bien haría Vich Flórez en cruzar el pasillo y conversar con algunos de ellos antes de implicar alegremente que son aficionados.

Seguramente, entre otras cosas que Vich Flórez ignora, está que, justo, fue Gonzalo Torres -responsable y conductor de "A la vuelta de la esquina" a quien Vich recomienda- quien escribió los guiones de los documentales sobre escritores, arquitectura, deportes, gastronomía, música, pintura y religiosidad de la sala "Alma limeña" que está… ¡En el Museo Metropolitano de Lima! ¿Tampoco lo sabía?

Pero Vich Flórez sigue con sus tips, proponiendo una "evaluación seria y sincera de ese museo" a cargo de "museógrafos especializados". Me alegra poder informarle que esa comisión fue contratada bajo la gestión de Susana Villarán y que hace más de un año emitió su informe. ¿Una mano no sabe lo que hace la otra? Ya hice referencia a las conclusiones de César "El Diablo" Zamalloa, miembro de esa comisión. También puedo hacer referencia a las conclusiones a las que llegó Juan Carlos Burga, uno de los poquísimos museógrafos titulados que existen en el Perú, profesional bien conocido y libre de toda sospecha, quien luego de visitar el museo concluyó en su informe:

"El nuevo Museo Metropolitano de Lima sí es un museo. […] Se puede considerar al conjunto de audiovisuales producidos especialmente como su propia colección física patrimonial".

Y no sólo eso. Burga sigue: "La propuesta de Iguana Producciones es de altísima calidad, comparable a las soluciones planteadas por museos importantes de este tipo alrededor del mundo. Presenta películas, animaciones, películas en 3D y hologramas de gran factura".

Insisto, esto no lo dijo un profesor de literatura con afán de "hablar de todo" como Vich se define a sí mismo en la entrevista que le hacen en la Católica, sino uno de los pocos y más prestigiosos museógrafos titulados que trabajan actualmente en el Perú. Y su opinión profesional y sustentada no viene de una conversación en la cafetería de la PUCP, viene de un encargo profesional hecho por la administración de la propia Susana Villarán.

Vich Flórez también se lamenta de que la prensa se ocupe de la situación del Museo Metropolitano de Lima en lugar de ocuparse, por ejemplo, de los proyectos que él asesora en la Municipalidad, como la versión peruana de "Cultura viva". ¿Afán de protagonismo? Habrá que preguntarle.

Finalmente, Vich Flórez lanza la hipótesis de que el Museo Metropolitano de Lima es una banalización, producto de la llamada "civilización del espectáculo", aludiendo al último ensayo de Mario Vargas Llosa. Lo que seguramente Vich Flórez no sabe es que Mario Vargas Llosa recorrió el museo (cuando estaba operativo, yo estuve presente) y quedó gratamente sorprendido, al punto que él mismo es un entusiasta de ese tipo de propuestas y tecnologías.

Y no sólo Vargas Llosa. La lista de personas notables y honorables que visitaron el Museo Metropolitano de Lima y quedaron fascinados y en consecuencia lo recomendaron de forma entusiasta es larga. Por ejemplo Alonso Cueto, escribió “Es una de las experiencias más innovadoras e integrales en la nueva vida de los museos. […] Es un magnífico punto de partida para la enseñanza no sólo de la historia, también del arte, las costumbres, el sistema social y político y, en fin, la vida tan antigua y tan moderna de nuestra ciudad”.

El periodista Raúl Tola escribió en el diario La República: "El Museo Metropolitano es un deslumbrante recorrido por la historia de Lima, desde la eclosión geológica que originó el valle del río Rímac hasta nuestros días. […] Todas las fechas significativas en la vida de nuestra capital han sido presentadas allí con un novedoso sistema, que convierte la visita en una aventura ilustrativa y conmovedora".

David Gallagher, destacado intelectual chileno, escribió en el diario El Mercurio de ese país: "El museo ha sido concebido […] para narrar la historia de la ciudad, desde sus orígenes geológicos hasta ahora, en un lenguaje visual de alta tecnología. Este no es un museo de objetos, sino de voces y de proyecciones y como tal entiendo que es único en el mundo". Y eso sólo por citar a unos cuántos.

Al final de su texto, Vich Flórez simplemente repite una vez más todas sus opiniones que, según queda claro aquí, yo tengo sólidas bases para considerar frívolas e injustificadas. Su frase final es, lo reconozco, de antología. Según él, la creación y puesta en funcionamiento del Museo Metropolitano de Lima es un "derroche vergonzoso del dinero de los contribuyentes". ¿Pueden creerlo?

¿A quién le dice eso? ¿A la gestión de Susana Villarán, de la que él es parte y que aceptó el Museo a total conformidad?

Lo que para mí es un derroche imperdonable es que -por ignorancia o ineptitud o el pretexto que fuera- se eche a la basura una inversión que le pertenece no a Castañeda ni a Villarán, sino a todos los habitantes de esta ciudad. Nada justifica algo así, mucho menos en un país de pocos recursos como el nuestro.

Me permito aconsejarle a Víctor que se informe mejor antes de apretar el botón de "publicar" en su blog de La Mula y que los mensajes de spam que nos envía por las mañanas incluyan -como ordena la ley- un enlace de desuscripción a correo no solicitado. ¡Bórrame de tu lista de mailing!

Te lo digo en buena onda, Víctor. Es en beneficio tuyo y de quienes te rodean… ¡Demuéstrate y demuestra que eres capaz de alcanzar la conquista de ti mismo!

Pablo Vásquez Flores


Escrito por

Pablo Vásquez

Guionista / Periodista


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